Familiares de 62 fallecidos por COVID-19 en la primera ola de propagación del virus han pedido la exhumación de cadáveres de sus parientes difuntos, quienes habrían sido presuntamente enterrados de manera clandestina en un cementerio no autorizado de Iquitos, en Loreto.
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Uno de ellos se trataría de Joaquín García, hijo de Claudio García Molina, quien falleció el 29 de abril de 2020 a causa del coronavirus. Él contó que su progenitos había sido enterrado en una fosa común a la altura del kilómetro 18 de la carretera Iquitos-Nauta. Pese a haber pedido información exacta del paradero de su padre desde ese entonces, no ha obtenido respuesta.
"Hemos empezado las gestiones administrativas en la Gerencia de Salud, pero se nos han negado por el tema de un año y un día. Nos hemos reunido con el gobernador (Elisbán Ochoa) y él se comprometió a gestionar, a través del área de Salud Ambiental, la exhumación de nuestros cadáveres en tiempo rápido. No hemos podido identificar el terreno donde están nuestros familiares. Ellos mismos no saben dónde están los cadáveres", contó García para RPP.
"Tenemos fotos y videos donde vemos que (los cuerpos) se han enterrado en bolsas de basura. Las primeras fosas A, B y C, nos dicen que se ha enterrado de manera ecológica, es decir, solo con tierra. Esa es la manera más cruel con la que pueden enterrar a un ser querido. Ese lugar no es cementerio, nuestros familiares no deberían estar allí", lamentó el pariente de una de las tantas víctimas del Sars-Cov-2.
El año anterior, la Dirección de Gestión de Salud Ambiental de Loreto ordenó enterrar a más de 450 fallecidos por el COVID-19 en un terreno denominado "Cementerio COVID", ubicado a la altura del kilómetro 18 de la carretera Iquitos-Nauta.