En el distrito de Tumán, provincia de Chiclayo, decenas de personas asistieron al funeral de una víctima por COVID-19. La celebración se habría llevado a cabo incluso con una banda de músicos.
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Amigos y familiares llegaron hasta el cementerio para festejar junto al ataúd, con el que bailaron, bebieron licor e incluso lanzaron por encima del féretro del fallecido.
Sin respetar el distanciamiento social y en algunos casos sin el uso de mascarillas, decidieron despedir al difundo como si se tratase de una fiesta, pese a las restricciones sanitarias en medio de una segunda ola de contagios y muertes que afecta duramente a la ciudad de Lambayeque.
Con un promedio de tres defunciones por día que brigadistas de salud recogen de las viviendas en la región norteña, muchas de estas muertes no son reportadas por los familiares, sino por vecinos de la zona.
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