REDACCIÓN LIMAY
LIMAY.PE
Lima, 29 de enero de 2022
Actualizado el 29/01/2022 05:46:01 am
El derrame de los 6 mil barriles de petróleo, que abastecía a la refinería La Pampilla, y los que quedaron vertidos en el mar de Ventanilla, además que con el pasar de los días se ha extendido hasta el momento a más de 22 km hacia el norte, llegando a las playas de Santa Rosa, Ancón y hasta Chancay, viene perjudicando no solo a los veraneantes, sino también a los negociantes y pescadores.
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Así es, heladeros, vendedores de raspadillas, hombres que alquilaban sombrillas, vendían desayunos, mototaxistas hasta tricicleteros, se han quedado sin clientes y ya no reciben ni un sol para llevar a la mesa de su hogar. Y lo que sería el colmo del desparpajo, es que para callar a los desventurados comerciantes, Repsol les ha dado canastas con víveres.
La empresa que no se hizo cargo desde el primer día del vertido de petróleo en nuestras aguas, incluso pese a un segundo derrame negó lo sucedido. Sin embargo, en un comunicado, Osinergmin confirmó el hecho. Al parecer a la empresa Repsol no le importa la naturaleza, la vida de los animales, ni mucho menos la situación que viven los comerciantes y pescadores.
Los comerciantes se sienten abandonados por la empresa y las autoridades de su distrito, pues se han quedado sin trabajo. Pero peor aún, están preocupados porque pidieron préstamos al banco para poder invertir en sus negocios. Por ello piden y ruegan a las empresas bancarias que les den prórroga con el fin de que puedan pagar sus deudas.
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Esperan que la empresa Repsol, el presidente Castillo y las instituciones del Estado puedan apoyarlos de la mejor manera, no con una canasta ni 60 soles diarios, sino con medidas inmediatas para resarcir el daño generado a nuestras aguas del mar peruano.